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Writer's pictureROBERTO SALAZAR CORDOVA

BIG DATA, INDÍGENAS Y ELECCIONES

Los indígenas de los Andes definen las elecciones, anulan el big data del gran hermano socialista, planificador central, se toman el poder vía calles o asamblea, desoyen a sus líderes que se venden a los políticos de turno, los dajan solos, y continúan. No son izquierdistas ni derechistas, votan según su ADN comunitario, eso sí, siempre, liberal - ancestral.


América Latina se equivocó en entender lo indígena desde los tiempos en los que todavía eran importantes los conservadores: erraron en el relacionamiento y fallaron en el respeto, tanto en el modelo plantación, como en el modelo hacienda, fundo, o campo, siempre gobernado por un blanco, con capataz mestizo, y trabajadores indígenas en los Andes, sus valles y playas.



Los líderes movilizan con dinero, tienen seguidores con dicho dinero, pero el dinero no compra el voto, no compra las organizaciones. Lo saben bien los mineros, lo saben bien los populistas, lo saben bien los socialistas, lo saben bien los derechistas.

LO INDÍGENA Y LAS REVOLUCIONES AMERICANAS


América Latina se volvió a equivocar en entender lo indígena desde lo liberal y sus revoluciones: erraron al pensar que los indígenas seguirían un liberalismo europeo, más afrancesado que a la inglesa, que si bien era más moderno que el modelo colonial español, seguía manteniendo al cholo y al mestizo como un actor de sojuzgamiento del lo indígena, demostrando que los cargos altos no eran para quienes habían sido derrotados por las armas, vía engaños, pestes e inteligencia militar, intriga y sincretismo cultural y religioso, por los españoles. Lo liberal no alcanzó a liberar a lo indígena. No tuvo interés en ello.


Lo blanco, así, se tomó la academia y los púlpitos, y siguió adelante en la región. Estuvo así hasta que las nuevas tendencias de lo socialista y comunista reemplazaron a lo conservador y liberal, dejando a los primeros atados al populismo y a los segundos atados al comunismo. En dichas matrices, el populismo fue más hábil para incorporar a lo indígena en algunos cargos, tras las luchas de los indígenas ya curtidas tras los aprendizajes, la experiencia, los roces con las revoluciones, la incorporación suya en lo universitario y académico, lo social y político, y en algunos casos, tras su triunfo en lo económico por la mano del comercio internacional de sus productos y cultura.


LO INDÍGENA Y EL POPULISMO LATINO-AMERICANO


La revolución del populismo terminó de abrir el estado hacia lo indígena: se crearon ministerios, se los colocó como jugadores estratégicos en diversos países, y en algunos incluso llegaron a tomarse el poder y a gobernar desde lo ancestral, con apoyo de organismos internacionales, y de mestizos conscientes de lo comunitario, a veces comunistas, a veces liberales. Si no se gobernaba en algún país, se podía impedir gobernar en otro.


El socialismo del siglo 21 buscó siempre la bendición de su proyecto político desde lo indígena, no solo en los Andes puros y duros y sus montañas, sino también en la Amazonía, donde el desarrollo intelectual con liberalismo ancestral fue creciendo, de la mano de la lucha contra el extractivismo, y la consciencia global del valor de los bosques, la bio-diversidad, el agua, los sumideros de carbono, los laboratorios naturales farmacéuticos, y la riqueza de la cultura intocada en lo antropológico, de modo de poder entender la naturaleza humana en sí misma, en los tiempos del big data, y la impureza de los entendimientos sobre lo comunitario en medio del relativismo y las post-verdades de las ciudades.


Allí es donde el populismo, el socialismo del siglo 21, e incluso el militarismo previo, de la mano de lo liberal e incluso lo conservador, fracasaron: demasiado diálogo ajeno a la cultura liberal ancestral, al ADN de las organizaciones indígenas y comunitarias, que se gobiernan bajo el lema del "mandar obedeciendo".


Hoy vemos cómo hacen esfuerzos por conectar con lo indígena desde la política de Bolivia, Perú, Chile, Ecuador, Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina, Panamá, Nicaragua, Guatemala, y otros países. Allí, no sirve el big data, no sirve la tecnología. Las redes penetran pero no influyen. Las medias verdades y las mentiras "con segunda" no penetran. Es el diálogo comunitario el que perdura y prevalece. En elecciones muy cerradas, como la que se esperaba en Ecuador, incluso el voto nulo de los líderes indígenas de primera vuelta, queda mermado, al no solo perderse a la clase media que votó por lo ambiental, sino a mucho voto indígena que no quiso anular su voto. Incluso el voto por el populismo y el socialismo del siglo 21 que propusieron quienes comandaron el estallido social junto al repertorio de Puebla o del ex foro de Sao Paulo, condimentado con lo guerrero amazónico y una especie de revivir semi-senderista, quedó opacado.


Los líderes movilizan con dinero, tienen seguidores con dicho dinero, pero el dinero no compra el voto, no compra las organizaciones. Lo saben bien los mineros, lo saben bien los populistas, lo saben bien los socialistas, lo saben bien los derechistas. Para gobernar lo indígena hay que mandar obedeciendo. Eso es demasiado pedir para países racistas que a la larga quedan libres gracias a lo indígena, curiosamente. Es demasiado pedir para las clases medias acomplejadas, que se creen europeas o españolas, o al menos de realeza criolla, y no permitirían jamás que sus hiijos se casen con personas de apellido indígena, porque: ¿"Qué dirá la sociedad!"?


EL FALLO DEL BIG DATA EN EL MUNDO INDÍGENA


El engaño de la última revolución, la cuarta industrial, de la mano de mencionar su seguridad de "ganar" basados en el big data, es la siguiente que ha fracasado. La "española" colonial, la "conservadora" criolla, la "liberal" francesa o la liberal "inglesa", dependiendo del país, la revolución "ciudadana" y ahora, la revolución de la disrupción tecnológica vía "big data" han fallado.


No han logrado penetrar el voto, y ha sido más bien, el trabajo en territorio, organizacional basado en diálogo y valores, proyectos y propuestas, el que ha podido más, y ha convertido a lo indígena en el mayor aliado de lo neo-conservador en Lasso en Ecuador, dejando atrás a lo neo-populista en Arauz en Ecuador.


NO ES UN TEMA TÉCNICO NUMÉRICO SINO HUMANO Y VALÓRICO


Los equipos de estadísticos y de análisis numéricos de Arauz se equivocaron al declarar un "empate técnico" ante los medios e instituciones. Los diputados familiares de los líderes máximos en Ecuador se equivocaron al mencionar que su "big data" les indicaba, a más de las encuestas, que ganarían. Los máximos líderes se equivocaron al hablar de fraude, basados en datos equivocados y decisiones estratégicas erróneas que incorporaron a líderes que ya no tenían el apoyo de sus bases, al haber dejado de mandar obedeciendo. Los líderes indígenas en sí mismos, que fueron visibles antes e invisibles después, fallaron en sus trabajos de base, al no mandar obedeciendo con la verdad de lo que se requieren en pandemia: las personas, de cualquier raza, no comen ideología. Acertó la derecha, que ofreció lo de siempre: pan, techo y empleo, de modo creíble, con un líder salido de la nada, que hizo realidad su banco, hizo su partido político, hizo trabajo en territorio, fue persistente en el aprendizaje, participó en apoyo a varios gobiernos, se ligó a líderes liberales regionales y ancestrales, se articuló vía proyectos, dio su palabra, no comprometió recursos del estado, sino de inversionistas, y ganó las elecciones.


El big data allí no juega, la post-verdad no se impone sobre su verdad, y el relativismo, en sus territorios y comunidades, se castiga democráticamente con la multiplicación del líder por cero.

Habrá que ver si las élites que lo circundan terminan de entender esto, o si vuelven a creer que lo indígena está allí para ser traicionado o humillado, utilizado o mancillado. Si sus élites, especialmente las de la costa, menos expuestas a estos razonamientos por la historia reciente, se pierden en esto. Si eso ocurre, como le ocurrió al aliado del actual presidente, cuando erró en mandar "al páramo carajo" a los indígenas, perderán la posibilidad de mantener el poder, y no podrán mandar, pues hoy el eje político de los andes está en lo indígena. Lo sabe Ecuador, lo está viviendo Perú, se lo observa en Chile, se lo vive de a poco en Argentina, y se lo observa en América Central también, e incluso en México, sin duda, Canadá, y Estados Unidos. Lo indígena y lo comunitario son la última frontera. El big data allí no juega, la post-verdad no se impone sobre su verdad, y el relativismo, en sus territorios y comunidades, se castiga democráticamente con la multiplicación del líder por cero.

 

* Roberto Salazar es Economista. Fue Subsecretario de Programación de la Inversión Pública en el Ministerio de Economía y Finanzas del Ecuador, y Coordinador del Programa de Protección Social de su país. Fue Director Técnico del Gran Acuerdo Nacional Ecuatoriano y el Diálogo con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, en el año 2000.

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