EL ULTIMO DIA DEL ULTIMO PRESIDENTE DE DERECHA DE CHILE
Hay momentos en los que solo caben las despedidas. Hay días en los que el corazón trata de fijar las mejores memorias en diálogo abierto con la razón. Y hay tiempos en los que a pesar de todo, es sola y exclusivamente la voluntad la que manda, prohíbe o permite. Marzo 11, 2022, 08h00 de la Mañana... Ayer en la noche, el hasta este día Presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera Echenique tuvo una despedida mediática a la altura de su investidura en el programa "Las Caras de La Moneda" con Mario Kreutzberger ("Don Francisco") en la Televisión Local, en Santiago de Chile: Su Reseña Biográfica, según lo contenido en la Biblioteca del Congreso de Chile lo muestra de la siguiente forma, en lo institucional: "Presidentes de la República de Chile, Sebastián Piñera (Santiago, 1 de diciembre de 1949). Doctor en Economía, empresario y político independiente. Presidente de la República desde el 11 de marzo de 2010 al 11 de marzo de 2014, y desde el 11 de marzo de 2018 a la fecha. Senador por la 8ª Circunscripción Santiago Oriente, periodo 1990-1998." En lo Estadístico, su evaluación según encuestas, recogidas por Diario Financiero, culmina (datos CADEM) en un 24% de aceptación: Uno de cada 4 habitantes de Chile evalúa su gestión como positiva. Revisando fuentes en Google, en cuanto a la hipótesis de 20% de cumplimiento de su programa de gobierno, las fuentes varían entre un 20% a un 60% de eficacia en cuanto a lo prometido en campaña vs lo hecho en materia de su programación original: Podemos partir del mínimo: 20% de cumplimiento. Con ello, según Pareto, bastaría para cumplir el 80% restante: una agenda de derecha, que fue la que le permitió acceder al poder y dar inicio a su gestión como el último presidente de derecha, hasta hoy, en que se cumple este, su último día de gobierno. Muchos en la derecha chilena mencionan que Piñera dejó en el camino de ser de derecha. Posiblemente aquello explica su baja aceptación: ni la izquierda, ni el centro, ni la derecha lo aceptan, a la salida de su mandato. En su primer mandato presidencial, su salida tuvo un 50% de aceptación, y ahora se reduce a la mitad, en un país en el que tradicionalmente la derecha y la izquierda se han partido la mitad y la mitad de las preferencias políticas desde la vuelta a la democracia en promedio, siendo que al inicio de su mandato, la cifra dura de entrada en el poder era de un 55% para Piñera, y 45% para Guillier. Todo aquello quedó atrás. Si la derecha abandonó a Piñera, o pasó al revés, o si la derecha abandonó al país o al revés, eso lo juzgará la historia. El Estallido Social y la Pandemia son hechos históricos, y como ha indicado su Ministra Karla Rubilar, la historia será la que juzgue. Rubilar tiene razón. Ella, artífice de la aceleración en la entrega de ayudas de protección social a la población durante la pandemia, y líder activa en la vocería para la convocatoria a la calma social en tiempos de estallido, sabe muy bien que las dos bombas políticas que le explotaron a Piñera fueron demasiado grandes como para que los números fueran mejores. Piñera, además, termina con una tercera bomba estallada hace casi un mes: la Guerra en Ucrania. La historia recogerá el hecho de que dicha guerra comenzó en tiempos en que gobernaba Piñera. Estallido, Pandemia y Guerra, son tres temas no creados por Piñera, que todavía están en desarrollo, pero que con el paso del tiempo, serán evaluadas con más calma, y conformarán el "triángulo de las Bermudas" dentro del cual se transitó, y dentro del cual se calificará, en 10, 20 ó 30 años, si la herencia de gestión de Piñera fue a la final, buena o mala, al entregar el poder, el comando del país y el protagonismo en manos de las siguientes generaciones políticas, económicas y sociales de Chile. En este último día, más allá de lo histórico pasado y la proyección futura, vale la pena despedir a quien nadie en sus cabales apoyaría. En mi caso, dejo mención escrita de que voté por El, celebré su victoria, nunca tuve un solo contrato privado o público con sus empresas o gobierno, pero lo he respaldado en silencio o he tenido que escribir cuando he sentido que había demoras ó existían elementos que se debía decir, frente al debate al que asistía con y entre colegas de izquierda o derecha. De mi parte, lo respaldaré, como parte de ese mismo 20% que votó rechazo en la "primera vuelta" del plebiscito, y parte del 20% que pese a todo, y como explico a continuación, ve positiva su gestión en medio de tanta incertidumbre. Un Buen Gobierno, pese a Todo Hay que tener templanza y capacidad analítica y de gestión para domar un estallido y canalizarlo institucionalmente sin crear muerte y destrucción, ni generar una guerra civil. Muchos queridos amigos de la derecha, mi derecha, no estarán de acuerdo en ello, pues mencionarán que debió ponerse pantalones de camuflaje y detener el terrorismo. Firmo este artículo con total responsabilidad, mencionando que personalmente no considero que había terrorismo en el otro lado de la Moneda, en primer lugar, sino fuerzas políticas internacionales jugando un juego violentísimo. Ojo, que como explico enseguida, violentismo no es lo mismo que terrorismo. Violentismo vs Terrorismo. ¿Se controló el Segundo? Más allá de la Cuestión Mapuche, que es controversial, histórica y de larga data, algunos puntos de análisis en torno a la gestión de Piñera en lo nacional, dentro del contexto regional, continental y global, que sintetizamos en 10 puntos de disección: El violentismo es algo que le pasó y le sigue pasando por encima a toda América Latina. Dios nos libre del terrorismo. Terrorismo era lo que hacía Sendero Luminoso, o lo que hacía Pablo Escobar. Ellos eran violentistas y además terroristas. Todos sabemos cómo terminaron Abimael Guzmán y cómo pasa sus días el Chapo Guzmán. Piñera tuvo que confrontar el violentismo, pero controló el terrorismo. Ciertamente, entre ambas está el crimen, pero como vemos ahora, el crimen, al igual que el violentismo, es algo que se le ha pasado por encima a todo el planeta. Piñera no tuvo que enfrentar crímenes de Guerra como hace ahora Zelensky, pues controló el terrorismo y canalizó malamente el violentismo, pero lo canalizó de la mejor forma posible en pandemia, al fin y al cabo. Es difícil maniobrar desde un gobierno cuando el mundo se cae a pedazos. Hoy ya todos somos testigos de cómo los medios informan conforme ocurren los hechos, de cómo el planeta literalmente se destruye y cómo se pueden ya observar los vínculos políticos entre los lazos diplomáticos extendidos allende y más allende de sus mares por las potencias emergentes y su relación con los procesos violentos, revolucionarios, y hasta criminales que se viven Europa y América. Estados Unidos trata, como puede, igualmente, de contener el crimen y aplicar castigo. Y no se diga Europa, amén de otros lugares en Asia y Africa que hemos visitado y muestran señales de una disputa mayor que no es cubierta por los medios, pero que existe y es una caldera en ebullición, igualmente. Dicha disputa mayor le pasará igual la cuenta a todos los gobiernos que arrancan en estos días aquí y en la quebrada del ají, como se dice popularmente en Chile. Ni el gobierno actual ni el futuro de Chile han querido alinearse con el eje violento, que no respeta derechos humanos, que manda o permite el crimen en la sociedad, y que prohíbe la expresión de la oposición. Lo que se confronta hoy en Chile, al cierre del gobierno de Sebastián Piñera no es un fenómeno terrorista, sino un proceso violentísimo. Y no es terrorista porque no está fuera de la ley, y sí es violentísimo porque usa la ley y el orden público como forma de dominación, amén de que en Europa ha desatado una guerra en la que la violencia comienza a generar crímenes de lesa humanidad allá, todavía allá, y no acá, ojalá que nunca acá. Volviendo a Piñera: su gestión evitó que se desate la barbarie acá. Comparemos aquello que hizo El con lo que hizo Alemania. La Deutsche Welle hoy lo decía bien: se trata de una situación en la que Angela Merkel se equivocó al medir el desafío y pensó que podía negociar con los violentos para ganar su dependencia en lo económico como forma de dominación y pacificación. Aquella apuesta de la Demócrata Cristiana Merkel es la misma del Demócrata Cristiano convertido en derechista PIñera. No es una mala elección, pero puede terminar en una pésima situación. A Merkel hoy todos la critican, aunque hasta hace poco todos la aplaudían. Yo la sigo aplaudiendo. Y es que la guerra era y es siempre la otra opción, la fácil y la alocada decisión de las cabezas calientes y las ideologías extremas. La paz generalmente es probablemente una mala elección, pero la guerra, ésa sí que es de seguro una mala elección, pues puede terminar no en una pésima, sino en una fatal situación. La diferencia es grande, ¿verdad? Piñera lo Hizo Bien Piñera lo hizo bien, y la historia lo juzgará en materia de la forma en la que manejó el estallido. Hay momentos en los que Chile debe mirarse más allá de su historia de los últimos 50 años, amarse en su historia de más de 200 años, y debe enfocarse con un lente que vaya más lejos del desierto, supere la cordillera y trasciendas los mares, de modo de entender su camino en el mundo: no solo el económico, sino el político y por supuesto, su camino social en verdadera libertad, no solo de la maravillosa libertad de mercado. De la pandemia, ni hablar: es mérito de Piñera su manejo en lo sanitario, y es un error auto-reconocido por Piñera su manejo en lo institucional socio-económico. Lo que hizo bien lo hizo bien y a tiempo, y lo que hizo inicialmente mal, lo corrigió poco a poco, en el camino, ciertamente, y aunque se demoró, los resultados finales muestran que el tratamiento defendió otros órganos del país: su economía, sus finanzas, sus mercados, y su institucionalidad. El mismo Piñera lo mencionaba y reconocía ayer, y es algo cierto por ello (auto-confesión): podía haberlo hecho antes. Lo importante es que se hizo; la humanidad puede evaluarse en este punto, desde los países: quizá muchos países lo podían haber hecho antes, y muchos líderes que podían hacer algo a tiempo, no lo hicieron nunca. Piñera hizo lo que pudo con lo que tenía a la mano, y el resultado es que estamos acá, habiendo votado, habiendo comido, habiendo salvado la vida, y habiendo procesado el malestar social, habiendo podido expresar lo que pensábamos, y estando libres. Lo Económico y El Rebote: el Gran Mérito Final Es mérito de Piñera que el rebote de Chile en lo económico ha sido mucho más rápido que el de otras economías de la región, como lo reconocía ayer el Presidente Guillermo Lasso de Ecuador en reunión en Santiago de Chile en el marco de "Ecuador Open For Business". En la SOFOFA, en su primer evento presencial realizado desde 2020, se reconocía que las tasas de más de 10% de crecimiento de Chile son notables y hablan de un Chile que se mantiene como un socio regional ideal que está en pie para bien de todos en el continente. Eso de estar en pie es mérito de Chile bajo la conducción de Piñera. Pese a todas las tres bombas estalladas, el riesgo país de Chile sigue siendo estelarmente bajo, y eso hay que escribirlo durante la mañana de este día, en una jornada que es la del último día de un presidente de derecha en un Chile que todavía tiene espacio para que la derecha escriba y reconozca a los suyos. La Despedida Cabe desearle lo mejor al Presidente Piñera, lo mismo que a Chile. Los tiempos que vienen son tiempos de guerra global, y nos invitan a realizar actos de unidad. Esas fueron las palabras ayer de Sebastián Piñera en su cierre mediático. Son justamente aquellas las palabras que quien firma este artículo mencionó para todos los países, incluido mi natal Ecuador hace unos días: https://www.adnplus.co.uk/post/consecuencas-economicas-de-la-guerra-en-ucrania Quienes vivimos y votamos en Chile desde hace más de 2 décadas podemos mirar a veces con menos pasión los cierres y las aperturas. Desde esa cercanía y distancia, el ofrecimiento del 2 veces presidente de Chile de estar allí, cuando se lo requiera, habla de un liderazgo que está para quedarse. Con el tiempo y las aguas, se evaluará en su real dimensión la capacidad analítica y de gestión en calma de un Presidente que -pese a lo que digan muchos en los medios y en las redes- ha dado paz a los hogares de Chile, y les ha dado medios de vida en medio de las peores tribulaciones globales de un siglo, y además, entrega hoy democrática e institucionalmente el poder, en medio de la peor guerra que el mundo ha visto desde la Tercera Guerra Mundial. Dios cuide y guarde a su familia y las nuestras, y bendiga a Chile, sus instituciones, nuestra gente y autoridades pasadas, presentes y futuras, por los siglos de los siglos.