top of page

LIBERTAD, JUSTICIA Y MOVILIDAD

El mundo nuevo y sus reglas futuras se nos revelan a diario, según leemos, dialogamos y compartimos pareceres. Si bien todo es desconocido, poco ayuda el relativizar en pro de hacer lo que se desea, justificarse, y salir "a la mala", pues la bipolaridad deprime. Mucho ayuda, más bien, acudir a los absolutos de bien: A. El amor propio que se logra al auto-determinarse. B. El rigor y el progreso competitivo diario en el camino hacia cumplir nuestros anhelos. C. El fijarse la meta de impactar vía creación de oportunidades y conexión en comunidad. Este ABC, caminado a diario, nos permite planificar y dialogar las actividades y formas con las cuales nuestros proyectos serán exitosos, llevándonos a ocupar espacios que se abren semana a semana, cuando empresas históricamente establecidas quiebran, o cuando negocios otrora ganadores van perdiendo espacios en el mercado. Los nuevos tiempos, mes tras mes, seguirán dejando para nosotros espacios libres, si nos animamos a ser más ligeros y nos avocamos a crear empresas y estructuras poco pesadas y cero obsoletas. Mateo 28, 1-10: EL manual para mover piedras o crear imperios de impacto Veamos un poquito lo que nos dice la voz interior: Pongámonos en silencio y leamos juntos... A: AUTODETERMINACIÓN, LIBERTAD Y PAZ La razón se gana a diario. Hay quienes la pierden junto con su libertad, al desenfocarse y esperar que otros hagan el trabajo que a uno le corresponde. Desarrollar un proyecto es fundamental para encontrarnos con el futuro, de trimestre en trimestre. Es un tema de sanidad mental que debemos cuidar a través de los años. Liderar no siempre es una tarea social, pues no se puede construir nada grupal sin tener la determinación personal de asumir libremente la tarea de reconciliarse con la existencia, respirar el aire presente, y fortalecerse espiritualmente al construir tareas pequeñas, diarias, que sigan un plan. La lógica vertical nos diría que dichas tareas, paso a paso, se convierten en un plan si conducen a metas anuales, pequeñas pero propias, auto-determinadas, que se logran sin cohersión, por voluntad propia, y por ello, generan suficiente motivación para crear un proyecto que se desarrollará en uno, dos o más de los lustros venideros. Al caminar de dicha forma veremos fortalecido nuestro liderazgo individual y aumentada nuestra capacidad de ser protagonistas durante esta década, y no solo pensadores libres conforme a la historia de las décadas pasadas. La verdad nos hará libres, y es la acción presente la que nos llevará más allá del mundo de las ideas y las ideologías, creando dinámicas productivas y competitivas, de metas que construyen una serie de objetivos privados, por ahora secundarios, con disciplina, rigor y razón para madurarlos en objetivos sociales, principales. B: BIEN COMUN, RIGOR, Y COMPETENCIA JUSTA La voluntad no se mueve vía terceros. Si queremos llegar a un objetivo principal, haciendo acopio de los objetivos secundarios, el rigor es el mejor aliado. Sin rigor no se puede competir. Sin competir, no hay logro que se obtenga en justicia. Esperar por la ayuda de conocidos y desconocidos como un método permanente de vida nos trunca el auto-respeto y nos anula. Por ello, recibir ayudas de entidades y gobierno está bien temporalmente, pero no es sostenible ni sustentable a la larga y en el conjunto. No es justo para con nosotros mismos el dejar de competir y el caer en las manos de voluntades ajenas que nos inhiben de nuestra capacidad de auto-determinación. Acá, la lógica, una vez conseguida la actividad, la tarea, la meta, el objetivo secundario, y el principal, es comenzar a competir horizontalmente, para crear una matriz de vida, un proyecto de justicia que nos haga líderes con derecho a múltiples resurrecciones, tantas como sean necesarias para crear el impacto por el que todos vivimos y competimos ya en la práctica, en el salvaje mundo de las verdades más desafiantes y las maldades más aberrantes. Ser líderes capaces de revivir a otros es aquello que nos será posible si construimos una narrativa propia, creamos un proceso, y si podemos, calculamos y ponemos un número en cada hito; o si queremos, dejamos los adjetivos atrás y redactamos una norma propia: de vida, de compromiso, de acuerdos, de producción, de servicios, o de crecimiento. Escribámosla: a mano. Nuestra norma es solo nuestra. Es nuestra hoja de ruta. Nuestra estrategia. Va de puño y letra. Competimos contra todo aquello que nos indique que vamos lento aunque vayamos seguros, y solo lo que imprimimos por mano propia lleva nuestro sello. Si firmamos a la antigua, tenemos la convicción de que le hacemos justicia a los anhelos de nuestra familia ampliada y nuestro hogar nuclear. Al signar damos testimonio y comulgamos: damos vida al poder sentarnos con otros, tomar la comida propia y de todos como testigo, y crear una mesa remota, incluida la de nuestra comunidad más cercana, como medio de diálogo, conversación amena, y claro, verificación de miradas para conocer nuestro real impacto. Si preguntamos por la vida del otro, y constatamos que todos podemos comer, que los hijos de nuestros amigos pueden educarse, y que contamos con un techo donde guarecernos para estar sanos, nuestro proyecto tendrá impacto cercano, que es donde debemos alcanzar éxito de propósito, sin que el mismo sea el fin. El fin es la sociedad. Sin embargo, con la pandemia va quedando atrás el tiempo de los supuestos sociales, con los cuales las libertades fueron perdiéndose. Perdimos libertad al quedar nuestra solidaridad relegada y entregada al mero mecanismo de lo estatal y a la mera expectativa de la delegación en el gobierno, sus instituciones y lo abstracto de una justicia social que tenía al político como mediador. Este viejo proceso dejaba al ciudadano lejano de su comunidad. Si algo nos enseña el tiempo que vivimos, es que podemos estar conectados directamente con otros hogares, y tomarnos una copa algún viernes, teniendo tiempo para conversar y compartir, dar miradas y tener nuestros medios de verificación para nuestros proyectos, que si emocionan con admiración, rabia, ira, envidia, solidaridad, gusto, fastidio, cariño, inspiración, o fuego a más de uno, seguro que podrán crear comunidad. Siempre habrá quien pueda trabajar a diario en avanzar en un proyecto de innovación sobre una empresa en constante acción. Si lo tiene, que agradezca y comparta, si le nace y le place. Para el resto de los mortales: al tener todos necesidad de invertir tiempo, capacidades y recursos en los más cercanos, tendremos fuerza en el carrete para jamás desmayar, pues nos necesitamos y vamos, por ello, de camino hacia lo wiki: hacia la red como reemplazo del edificio de vidrio que era la oficina privada, o del edificio de columna neo-clásica que era la oficina pública. Roma y Grecia están ya en Zoom y Google-Meet. La comunidad tiene en ellos su edificio y su matriz. C: COMUNIDAD EN DESARROLLO, PROGRESO Y MOVILIDAD La posición social no importa entre los asistentes a una video-conferencia. Ciertamente, el rol del hospedador es el clave. El progreso hoy se mide a través de aplicaciones y hojas de ruta cooperativas que permiten crear equipos competitivos, capaces de progresar en el comercio y las inversiones que juntan lo local con lo global. Hoy podemos conversar con nuestros amigos y familia que viven en otras ciudades, países, o continentes. Todos tenemos la tecnología. Si alguien no la tiene, un buen proyecto puede ser el dotarles de capacidad para comunicarse: redes, equipos, señal, y vida. Será inevitable y normal que todos terminemos conectados. Esto va para largo. El progreso es inevitable, y el fracaso también. Solo progresa quien siempre intenta, y solo fracasa quien nunca se levanta. La movilidad, por tanto, más que un hecho social, es un hecho personal, así como el desarrollo pasa a ser un hecho individual pensado en forma social. Van quedando así, fuera del espacio sociológico, las formas de organización social que iban de lo estructural hacia lo individual, pues la tecnología hoy nos permite avanzar desde lo verdaderamente libre hacia la nueva forma de liberalización digital: esa que es biunívoca: va desde las comunidades hacia los mercados, y se devuelve desde estos hacia la comunidad. El estado pasa a ser relativo, y la producción pasa a ser plana para poder ser plena. Ya no importa tanto el desempleo sino que importa la capacidad de emprendimiento. Las herramientas están a la mano, el auto-empleo está disponible. La precarización ya no es tema de debate, pues ahora se convierte en sacrificio por lo propio, por el hogar, la familia y la comunidad, que está conectada. La sociedad está inter-conectada y la población está motivada. Podemos decir esto, entonces: "No esperemos que nadie nos libere; queda en pie el que se auto-lidere". Ése es el nuevo ADN: el digital y de impacto; nuestro común ADN@+ SALUDOS! Ps: Que en esta Pascua de Resurrección, seamos parte de la Red. Santa Cruz. Es lo que se viene por delante. Con un buen proyecto, y con una buena comunidad, todo se puede! Avancemos en nuestros proyectos y avancemos en nuestro futuro! (*) Roberto Salazar es Editor de "Politics Pub", Blog Liberal de Políticas Públicas para la Aceleración del Diálogo y los Negocios de Inversión de Impacto (ADN@+). Además es CFO de la Red Santa Cruz de Inversiones de Impacto en América Latina, Reino Unido y el mercado financiero global.

LIBERTAD, JUSTICIA Y MOVILIDAD
bottom of page