EL OTRO EJE... 2
Viene de: https://www.adnplus.co.uk/post/el-otro-eje-1 Y en un mundo ideal de machos y hembras, de cobardes y valientes, donde eso es lo único cierto, por la imposición de las fuerzas de la naturaleza por sobre los vaivenes de la humanidad y su espÃritu andariego, ¿cómo distinguir entre el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, la juventud y la vejez, y a veces, solo a veces, entre el humor y la ira? Mientras esperaba que abran el local en que trabajaba, el joven profesional migrante se preguntaba lo anterior, mientras leÃa un poquito de Aristóteles y su moral a Nicómano: " El que soporta y sabe temer lo que debe temer y soportar, lo hace por una causa justa, de la manera y en el momento convenientes, y sabe igualmente tener una concienzuda seguridad en todas estas condiciones, un hombre semejante es un hombre de valor; porque el valiente sufre y obra apreciando debidamente las cosas y conforme a los dictados de la razón." El era un garzón. Amaba lo que hacÃa ahora; servÃa los cafés... Escuchaba todos los rostros, miraba todas las palabras, cantaba todos los pasos mientras recogÃa todos los caminos. Era un joven envejecido, o mejor dicho aún, como les gustaba en ese nuevo paÃs a los clientes, era un viejo con aire juvenil. TenÃa rentas pero trabajaba como los pobres; eso le permitÃa aprender de los ricos y poderosos, estudiarlos, alimentar su humor y reducir la ira que llevaba adentro tras haber dejado atrás su paÃs como un valiente. Se parecÃa un poco, en su nuevo personaje, a Monseñor Myriel en Los Miserables de VÃctor Hugo, no como tesorero de todos los beneficios entre ricos y pobres, sino como el portador de todos los cafés necesarios para llevar ideas de unos a otros, de ricos hacia comunidades y barrios, de pobres hacia clubes de ricos. Grandes ideas pasaban por su cabeza "pero nada hacÃa que cambiara o modificase su género de vida, ni que añadiera lo más Ãnfimo de lo superfluo a lo que le era puramente necesario": servir café. Le pagaban lo mÃnimo. No era tiempo este, con la tecnologÃa, para pedir sueldos de otros tiempos, en los cuales sus estudios le aseguraban un ingreso de gran empresario en un paÃs de muchos pobres sin educación. Claro, en el medio, su humor siempre lo habÃa salvado de no tener que rogar nada a nadie, y lo habÃa condenado a tener siempre paz, aún cuando debiese estar lleno de ira, como lo estaban muchos en su entorno, ese que habÃa dejado para ir a un lugar donde la gente viviera en paz. Como ávido lector que era, habÃa bajado e impreso, de en un sitio de un organismo internacional radicado en su nuevo y muy querido paÃs, que los coreanos sà que sabÃan ser felices en cuanto a generarse un salario, pero que a veces tenÃan problemas con la bebida . HabÃa escuchado que por momentos eran muy infelices como esclavos de la tecnologÃa, y que en ciertas noches terminaban obligados a tomar hasta que su jefe les dijera que parasen, para luego ir a refugiarse ya por voluntad propia en el alcohol, el pollo frito y un poco más de la misma tecnologÃa. Cosas de los orientales, pensaba, mientras leÃa entre lÃneas, saltando y sazonando sobre la base del otro documento que llevaba en su mochila para las esperas por clientes en medio de la pandemia: " El Gobierno de la República de Corea discrepaba además con los estadounidenses sobre el tipo de ayuda exterior que recibirÃa . HabÃa dos tipos: uno era la asistencia destinada a proyectos y el otro, la asistencia no destinada a proyectos especÃficos. La primera habrÃa de usarse para la reconstrucción, en tanto la segunda habrÃa de distribuirse a las empresas privadas con fines civiles. La República de Corea recibió una gran cantidad de ayuda exterior de las Naciones Unidas y los Estados Unidos en las décadas de 1950 y 1960. El Gobierno de la República de Corea preferÃa la asistencia destinada a proyectos, mientras que el de los Estados Unidos preferÃa la asistencia no destinada a proyectos especÃficos. Al final prevaleció la preferencia estadounidense: El Plan quinquenal de reconstrucción industrial (1949), el Plan de reconstrucción (1951), el Plan integral de reconstrucción (1954), el Plan quinquenal de reconstrucción económica (1956) y el Plan trienal de desarrollo económico (1960). Este tipo de planes de desarrollo no solo se encontraban en economÃas socialistas, sino en economÃas capitalistas como la de Francia después de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno de la provincia china de Taiwán fue mucho más cooperador con los estadounidenses que la República de Corea. El monto de la ayuda como proporción del PIB tuvo su nivel más bajo, del 11%, en 1954 y su nivel más alto, del 23%, en 1957 . En el marco de la ayuda concedida por la Administración de Cooperación Internacional, la asistencia destinada a proyectos representó el 27% del total y la asistencia no destinada a proyectos especÃficos, el 73%. Distintos planes de reconstrucción preparados por la administración de Rhee fracasaron en su objetivo de estimular el crecimiento económico en la República de Corea . No fueron más que eso: planes ." Se quedaba El con las ideas, no juzgaba en realidad si eran buenas o malas; las llevaba en su mochila, las ponÃa en su cabeza, las conversaba sin hablar con sus clientes, y las ponÃa a prueba en casa, con los vecinos, en el barrio, y sobre todo las disfrutaba mucho cuando podÃa irse de vacaciones, donde podÃa ser atendido por algún colega garzón, con quien -ahà sÃ- entablaba conversaciones largas mientras pedÃa y no apresuraba un café. Siempre se sorprendÃa de la sabidurÃa de sus colegas que servÃan los cafés. Continúa ... https://www.adnplus.co.uk/post/el-otro-eje-3
