CRECIMIENTO, DEUDA Y TASAS
EL PROBLEMA La Sociedad de Fomento Fabril de Chile mencionó durante esta semana que si se genera un cuarto retiro de 10% de los fondos de pensiones en el país, el Banco Central debería aumentar las tasas de interés, lo cual podría conducir la economía a un crecimiento cero. EL ARGUMENTO El argumento en teoría corresponde a la relación entre crecimiento del ingreso asociado al crecimiento del consumo y la inversión, y del mismo modo, a la relación de estas dos últimas variables con respecto a la tasa de interés: a mayor tasa, menor consumo, menor inversión, y menor crecimiento. ANALICEMOS... Quizá valga la pena recordar que el crecimiento se puede medir como la variación del resultado del producto y de los precios. El crecimiento real puede prescindir de la inflación y concentrarse en aquello que hace crecer el producto: las ventas en volúmenes mayores de bienes y servicios en el interior y el exterior del país, así como la puesta a disposición de los flujos de ahorro acumulados de los hogares, las empresas y del mismo estado, o aún más, la puesta a disposición de recursos de deuda, por la puesta a disposición del patrimonio del país, las familias y la naturaleza. MIREMOS MÁS A FONDO Es difícil pensar que bajo las reglas que vienen para Chile, de concretarse un gobierno de un presidente de izquierda, con un potencial vice-presidente comunista, más una constitución centrada en la creación de derechos, asociados a subsidios, gastos fiscales, y responsabilidades diversas que se concentrarán en el estado, no se vaya a tener un consumo de ahorros, una puesta en manos del estado de los patrimonios privados, ni se vaya a tener un incremento de la deuda. LO FISCAL Todo lo anterior generará un envión de demanda fiscal que generará tasas de crecimiento muy, pero muy altas, durante el tiempo en que los recursos alcancen. Una muestra de aquello se observa ya con las tasas de crecimiento observadas en Junio de este año, tras el efecto de los tres retiros, y la puesta a disposición de los ahorros fiscales generados por el excedente del cobre, en forma de ingresos familiares de emergencia, por valores cercanos a 3000 millones de dólares mensuales, que equivalen a 1% del PIB aproximadamente cada mes. CRECIMIENTO: Veamos la evidencia: Chile había bordeado un crecimiento anual cercano al 15% a fines de los 80s, antes de la vuelta a la democracia, y llegó a superar el 10% en los primeros años de la década de los 90s. Luego de eso, el crecimiento fue claramente decreciente, bajando de 10% (en los 90s) a 5% (en los 2000s), y tendiendo a cero conforme avanzaban los años 2010s. La tasa de 15% observada recientemente no es otra cosa que el "rebote" de la crisis sanitaria, que generó, un año atrás, una caida cercana al -15%: algo como el "rebote" observado tras la crisis de la salida hacia la democracia, la crisis asiática, o la crisis europea, que dejaron su huella de caída y retorno. El último rebote, de altísima velocidad, se dio en Chile por la gestión de un gobierno y un estado que pusieron en la sociedad todos los recursos en manos de los hogares y las empresas, de modo que no sufra el empleo ni la producción, no sufra el consumo, y no sufra la economía y los hogares. Todo lo actuado puede sobrepasar los límites de lo bueno, y volverse malo, sin embargo, si lleva a romper la historia previa a los 90s, que ya no es, ni por asomo, como lo muestra la serie histórica de crecimiento, lo que un día fue un Chile competitivo y ordenado desde lo privado, el mercado, la productividad, la competitividad, la apertura, el ahorro, la inversión, el crecimiento, y el desarrollo asociado a la libertad y el emprendimiento. EL PROBLEMA REAL: LA DEUDA Suele decirse que un gráfico vale más que mil palabras: miremos el reloj de la deuda de Chile: Los últimos 15 años han llevado la deuda desde niveles de 5% del PIB, hacia niveles superiores al 30% del PIB, apuntando ya casi a los niveles tradicionales promedio de América Latina: 40% del PIB. Los últimos cuatro años, 2017 a 2021, han sido años en los cuales Chile salió de una norma razonable de 20% deuda/pib, para entrar en un espiral que no se detendrá aún cuando se quisiera controlar dicho fenómeno, que genera costos para la sociedad, con tasas de interés, que cuentan también la historia de cómo el mayor volumen de recursos, obtenidos vía desahorro y vía aumento de gasto fiscal, vía deuda, está creando una economía sobre-calentada, con abundante liquidez, y cada vez más bajos costos financieros para toda la sociedad, a causa de un estado voraz, que afortunadamente todavía no alcanza niveles de insostenibilidad, pero que se acerca, como se observa en el gráfico superior, a niveles que pronto serán asumidos por los mercados, incrementando la calificación de riesgo del país, y desajustando el equilibrio hasta hoy visible internacionalmente de una economía sostenible y fuerte. EL COSTO DEL FINANCIAMIENTO: El costo baja cuando hay fondos, pero sube cuando hay crisis... Por lo visto, los años 2008 a 2009 y sus altas tasas de interés comerciales, cercanas al 15% (el triple de lo de hoy) se daban en años en los que la deuda no superaba el 5% del PIB, y correspondían a la crisis europea, donde la falta de exportaciones por el bajón del consumo global, hizo estragos, tras la crisis subprime de EEUU en 2007, que se trasladó a Europa en el 2008 y llegó a América a fines de dicha década. En Chile, del 2010 en adelante, merced al terremoto, la deuda no dejó de crecer, y bajo Piñera 1, Bachelet 2, y Piñera 2, no ha visto sino solo incrementos, como ya se analizó, inundando de recursos la economía, y bajando las tasas comerciales, de comercio exterior, y vivienda, por debajo del 5%. Incluso las tasas de consumo con tarjetas de retail ha bajado de 30% a 20%, incentivando un endeudamiento de los hogares que sumado al de las empresas y el del gobierno, el desahorro y el desfinanciamiento de la inversión, no permiten prever años de bonanza a mediano plazo. LAS EXPECTATIVAS: TASAS MÁS ALTAS POR DÉFICITS PERSISTENTES En el corto plazo, sin embargo, se espera más gasto, más endeudamiento, gane quien gane las elecciones, y menores tasas, debido al estallido social, y la factura estatal de gastos asociados a las conquistas, con lo cual el ambiente de negocios tendrá que asumir el aumento de impuestos, pues el déficit es evidente, y la corrección del mismo será tarea pendiente para el próximo gobierno: Las cifras, todas del Banco Central de Chile, muestran que el superávit que tenía Chile en lo fiscal en los años 2000, desapareció con la crisis europea, en algo se recuperó hasta el año 2011, terremoto incluido, y luego sí, tendió a desaparecer con Bachelet 2 y Piñera 2, hasta llegar a zona de déficit ocasional, desde 2009 a 2011, frecuente durante 2012 a 2014, y agudo desde 2017, convirtiéndose ya en una cruda realidad de -3% durante la pandemia. LA SOLUCION: UNA NUEVA PERO REAL CONCERTACION Los pactos nacionales deben darse en torno a cifras y memoria de pactos previos. Chile siempre fue reconocido por dichos pactos. Es de esperar que la cordura en lo fiscal y en lo liberal vuelva a Chile. Algo de ello parece reflejarse en la intención de voto, que tiene a un candidato de derecha ajeno a la secuencia de los cuatro últimos gobiernos disputando el poder, junto a un candidato de izquierda igualmente ajeno a dicha secuencia: Si Boric, que se mantiene, o Kast, que crece, desde la izquierda y la derecha, respectivamente, dejan atrás a los representantes de Piñera y Bachelet (Sichel y Provoste), y llegan a mostrarse como quienes resolverán las necesidades sociales junto con las económicas y políticas, quizá tengamos un acuerdo en el cual la constitución y su proceso, sean solo un rebote de transición de un periodo largo hacia otro nuevo y mejor, como el de la democracia, o como el del post terremoto. EN CONCLUSION: DIÁLOGO Y HACER LAS PACES Es de esperar que el diálogo, la democracia, y la descentralización hagan de Chile un país en el que el orden se mantenga por la razón más que por la fuerza, y en donde el rigor siga siendo la constante, para bien no solo de los chilenos y los habitantes del país, sino para la región latinoamericana.